Por la mañana y como me había prometido ya tenía mi móvil, estaba tan contento de que volviese a sonreír que no le importó los motivos, ahora sólo me faltaba llamar al número que Alex me había dado, pero me daba vergüenza. Mi hermano me miraba ir y venir por toda la casa asombrado.
- ¿Te pasa algo Cristal?, desde que te he traído el móvil estás muy rara.
- Hermanito, ¿le debería llamar?, pero va a ser muy repentino.... porque ayer le dije que no tenía móvil y ahora llamarle así de repente no se que hacer...... ¿qué hago?- cuando le dije esto mi hermano no lo pudo aguantar más y se puso a reír sin parar.
- Pareces la Cristal de siempre jejejeje, llámale seguro que se alegra de que lo hagas, ayer se le veía muy atento por ti.
- ¿Tú crees?- parecía una cría, era un comportamiento bastante extraño, sobre todo por alguien al que acababa de conocer.
- Llámale porque si consigue que siempre sonrías así, por mí es bienvenido a la familia.
- No digas esas cosas, es verdad que me da tranquilidad, pero tanto como para que vaya a ser de la familia conociéndolo sólo de un día, pues no.- por dentro no podía dejar de sonreír, no se que me había dado aquel extraño que no podía dejar de pensar en lo bueno que había sido conmigo.- está bien le llamaré, me dejas a solas hermanito.
- Ya me voy, voy a ver a Estela está en el patio, ¿verdad?.
- Sí.- con muchos nervios saqué el papel donde me había apuntado su número y me dispuse a llamarle. Las manos no conseguían tranquilizarse, la respiración me faltaba, y entonces en ese horrible momento, recordé los peores momentos de mi vida, vi claramente como el chico que la otra noche se había intentado propasar conmigo casi lo conseguía en mis recuerdos, pero yo estaba como drogada, no recordaba bien, se que otro chico interrumpió y que cuando vio la escena salió corriendo, mi cuerpo pesaba, intentaba seguirlo y me caía escaleras a bajo...... del shock al ver esas imágenes me caí al suelo sin poderme mover, mi cuerpo parecía un armario pesado, no podía moverlo. Todo empezó a nublarse, y lo último que conseguía recordar era el techo de mi casa.
Al abrir los ojos me encontraba en el hospital, por lo visto mi hermano había oído el estruendo, y vino enseguida a ayudarme. El doctor me miraba muy enfadado, y sólo conseguí oír que si seguía forzando así mi cerebro podría acabar mal..... pero está vez no había sido culpa mía, está vez ya no se de quién había sido la culpa, si de mi propia tristeza que se hacía latente o mi ganas por ser feliz.
Cuando ya regresábamos a casa, contradiciendo al médico que quería que permaneciera en observación, de lejos distinguí una figura de un chico. Cada vez que nos acercábamos, más claro veía de quien se trataba. Alex miraba la puerta de mi casa, muy triste, cuando de pronto me vio llegar cambió su cara.
- Pensé que no querías verme porque como veía luz pero no abrías la puerta..... menos mal que no era así.- me sonrió alegre, y no supe como reaccionar. Sólo lo miraba un poco entre asustada, y deseosa por abrazarlo.
- ¡¿Qué?!, ¿la luz encendida?. Mierda a noche debí dejarla encendida y no me he dado cuenta- mi hermano salió corriendo para parar la luz y yo me quedé a solas con Alex. Realmente no sabía de que hablar con él, los nervios me podían.
- ¿Qué te pasa? Te veo un poco triste.
- No es nada..... hoy no me encuentro muy bien, pero se me pasará. Toma mi número, iba a llamarte esta mañana, pero ..... lo siento.
- ¿Qué pasó?
- N-nada no te preocupes, sólo que no he estado bien... jeje- no quería que supiera que momentos antes de llamarle, me había desmayado.
- No se porque pero ese no te preocupes me preocupa más..... dime la verdad, por favor.- me puso ojitos de perrito abandonado y eso me llego al corazón todavía más.
- De verdad sólo ha sido un mareo tonto, pero ya estoy bien, no me pongas esa cara como si te hubiesen abandonado.
- Es que si me mientes me siento muy abandonado.
- ...... de verdad estoy bien- le sonreí casi sin ganas no quería que me siguiera mirando de esa manera.- Alex..... me das un abrazo...... – era lo que más necesitaba en ese momento, sentirme tranquila.
- ¿Qué dices? Es que si hablas tan bajito no te oigo.
- Esto..., da igual, no pasa nada.- entonces cuando menos lo esperaba me abrazó fuertemente, y no se porque pero empecé a respirar tranquila, sólo sentir su olor me hacía sentirme muchísimo mejor.
- Tonta, no tienes porque decirlo con vergüenza, te dije que cuando necesitases un abrazo lo pidieras sin más.
- Gracias....
- Por cierto yo he venido porque te quería invitar a cenar hoy, pero si te encuentras mal, lo dejamos para otro día, ¿de acuerdo?
- ¡No!, .... me encantaría cenar contigo....
- ¿Seguro?, no quiero que lo hagas por compromiso, si no te encuentras bien descansa.
- En serio quiero ir a cenar contigo.- en el aquel momento lo que más necesitaba era tenerle cerca, por muy doloroso que empezarán a ser mis recuerdos, porque había descubierto que el estar cerca de él todo lo malo que me pasaba parecía un broma, y por ello si le tenía cerca mis malos recuerdos no me atormentaban.
- De acuerdo, como tú quieras. Pero si empiezas a encontrarte mal me lo dices, no quiero que te pongas peor por mi culpa.- le miré sonrojada, no sé porque pero él hacía esa clase de reacción sobre mí, cada vez que le veía sonreír, no sabía hacia donde mirar para que no me viera tan roja.
- ¡Entendido mi capitán!
- Bien grumete, ahora dirígete a tu casa a decírselo a tu hermano, que no se preocupe que te traeré sana y salva, si se opone....... ¡¡¡¡te raptaré!!!!
- Jajajaja muy gracioso capitán.
- No era broma.- por la cara que puse supuso que me lo creí porque entonces también empezó a reír a carcajadas.- que sí que lo era, no seas tan inocente, no ves que sería muy fácil engañarte.
- Tienes razón, ahora vuelvo avisaré a mi hermano, espérame.
- Todo el tiempo que necesites y más.- me miraba tan serio que mi corazón empezó a latir aceleradamente.
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